Adolescencia y Emociones en la realidad actual

El coronavirus está moviendo nuestras emociones, y mucho más en estas edades

adolescentes, sobre todo por la oscilación emocional característica de esta etapa, donde de alguna manera la inestabilidad exterior provoca mayor inestabilidad interior.  De pronto, una “gripe” está requiriendo un rápido e impredecible cambio de hábitos que nos hace sentir en peligro junto a las personas que queremos.

 

El conjunto de situaciones que están apareciendo provoca que en el organismo se dispare una respuesta natural de defensa que va desde la negación del tema, al pánico, sin olvidar la montaña rusa que se da entre esos dos estados, por momentos.  Hay reacciones esperables al estado de alerta, sentirse triste, estresado, confundido, asustado o enojado ante esta realidad. Es normal que muchos podamos sentir miedo por la expansión de brote Covid-19, situación desconocida y por lo tanto amenazadora. Esa amenaza percibida puede convertirse en irritabilidad.

 

Lo esperado para estas edades es que el adolescente sienta confusión, inestabilidad, incluso caos que va desde “esto no está pasando” a “me voy a aislar de todos”. Puede pasar que las dudas sobre cómo actuar aparezcan “si salgo a la calle no soy responsable y por ende egoísta con el resto, pero si me quedo en casa la ansiedad de estar todo el tiempo encerrado me va hacer mal”.

 

Se pueden ubicar en dos extremos: nos podemos encontrar con un adolescente que esté buscando toda la información y datos en tiempo real e inmediato o con el que no esté interesado para nada en el tema. Que tenga miedo demuestra que es humano y forma parte de la vida, sentirlo, así como también ansiedad por la sensación de pérdida de libertad.

 

Es importante que nosotros los adultos ayudemos a nuestros jóvenes a ser más conscientes de su “estado de defensa” para que de esa forma puedan ser más reflexivos sobre sus sentimientos y aceptarlos en su cuerpo.  Van a sentir inseguridad, desorden, vacilación y desconfianza. Sentir miedo no es peligroso, esa emoción nos ayuda a ser más precavidos con nuestras decisiones.

 

Como los cambios de hábitos son muy bruscos, es importante planificar rutinas en casa que incorporen actividades para el colegio desde la computadora y la adaptación a nuevos horarios. Estamos como en vacaciones, pero no podemos salir y nuestro cerebro debe adaptarse rápidamente porque está acostumbrado a una cotidianeidad que necesita modificarse prontamente.

 

A nuestro cerebro lo ayuda mucho poder predecir qué va a pasar y cómo vamos a estar, y como este aspecto se ha visto alterado circunstancialmente, una buena idea es ayudarlo con pequeñas rutinas diarias, sin generar un exceso que lleve a estrés.

 

Generar rutinas de ejercicio físico es un muy buen aliado, aunque sea haciendo gimnasia con YouTube. Dormir a las horas habituales, aunque no asista a clase, respetar las horas de las comidas, leer solo o en familia, aprender algo nuevo para que el cerebro continúe estimulado, son actividades muy positivas y recomendables.

 

Por eso, es importante y saludable participar asiduamente en horario de clase en las Aulas Virtuales que el Colegio organiza.  Es conveniente evitar abordar el mismo tema todo el tiempo. Nuestro cerebro se satura, aumentando el malestar y por ende la confusión y el nerviosismo.

 

Tener momentos para ver una serie en familia, cocinar en conjunto o conversar, ayudan a alejar los miedos. Jugar un juego de caja que nos permita olvidarnos del tema, fomenta la conexión familiar, el afecto y el cuidado mutuo. Nuestros jóvenes aprenden así que estar en familia es una forma de cuidar y cuidarse, ya que la unión y el cariño compensan el impacto del estresante momento actual.

 

Es importante mantener la tranquilidad y evitar el entrar en conflictos innecesarios ya que en los momentos de mayor estrés los niveles de paciencia están al mínimo y cualquier cosita por pequeña que sea puede desatar una discusión no deseable en este momento.

 

Hoy como sociedad tenemos una responsabilidad mayor que es cuidarnos los unos a los otros, el ejemplo que le damos a nuestros hijos/as es fundamental para que el día de mañana sean adultos comprometidos, solidarios, y de mentes abiertas. Esta situación preocupante, sin duda, nos da la oportunidad de demostrar una vez más que entre todos y en familia podemos afrontar cualquier situación o desafío y tener la certeza que todo va a estar bien, por el simple hecho que estamos todos unidos.

 

Lic. Javier Mangini
Psicopedagogía
Secundaria